Todas las relaciones humanas suponen el enfrentamiento de posiciones diferenciadas que pueden desembocar en un conflicto: y es en su resolución donde juega un papel vital la mediación.
Hemos hablado del conflicto en diferentes ámbitos humanos y cómo funciona la mediación en cada uno de ellos. Pero el primer entorno en el que convive y se desarrolla todo ser humano, es la familia: la institución más antigua de la historia.
La familia, como un tipo de organización social más, supone un complejo de relaciones humanas muy profundas en las que puede surgir controversias (igual que en cualquier organización) difíciles de manejar. Algunos de los problemas más habituales, dentro del medio familiar, suelen ser los conflictos matrimoniales (engaños o falta de comunicación, por ejemplo); dificultades en la relación paterno-filial; conflictos relacionados con la infancia; herencias u otros factores como una separación o cualquier otra situación traumática.
El mayor problema de los conflictos familiares es que afectan a todos los miembros de la familia, sin excepción. Incluso aquellos familiares que se encuentran geográficamente lejanos y no conviven a diario con la problemática en cuestión, lo sufren igualmente debido a los fuertes vínculos afectivos que les enlazan con las partes contrincantes.
Dado el número tan amplio de personas implicadas, es imprescindible resolver los problemas familiares desde la raíz y con la mayor prontitud posible.
¿Cómo ayuda la mediación en los problemas familiares?
Lo primero que pretende el servicio de mediación en los casos de controversias familiares, es que el problema afecte lo menos posible al resto de miembros de la familia, especialmente, a los niños. Si se trata de un conflicto conyugal, se intentará que no sobrepase el margen familiar y se recluya solo en el área matrimonial. La mediación familiar tiene como primer objetivo la protección de los más pequeños, como principio básico del proceso.
En todo caso, si las partes han optado por pedir la ayuda de un mediador, es porque ambas partes tienen interés en resolver el conflicto de la mejor forma posible. Por lo tanto, se parte de la buena voluntad de los responsables. Pero en muchos otros casos, es una de las partes la que solicita la ayuda de un mediador/a, para que contacte con la otra parte y pueda llevarse acabo la mediación.
La mediación favorece la escucha activa entre las partes y abre espacios de diálogos medidos y sin interrupciones entre ellos. Además, el mediador creará el ambiente propicio para que los partícipes en el proceso puedan encontrar puntos en común y se centren menos en sus diferencias. La raíz de las desavenencias familiares surge, en su mayoría, por una falta de comunicación: por ello, encontrar un espacio en el que las partes se ven obligadas al diálogo, favorece el posible consenso y resolución del conflicto.
La mediación familiar evita los procesos judiciales y es un método mucho más ágil que ir por el camino de los abogados y los juzgados. Pero hay que aclarar una cuestión: cuando se trate de circunstancias que supone un riesgo para la vida o la integridad física, hay que acudir directamente a la justicia, porque se trataría de un delito que debe ser procesado.
La mediación familiar supone un menor desgaste económico y emocional en comparación con un proceso judicial y termina con mayor satisfacción por parte de los actores dentro del conflicto al ser ellos mismos quienes buscan la solución a sus problemas y llegan al acuerdo definitivo.
La mediación familiar tiene cada vez más popularidad gracias a sus buenos resultados. Por ejemplo, en 2017 se estrenó en Fuenlabrada (Madrid) el primer Servicio de Mediación Familiar, en el que el 94% de los casos terminaron con un acuerdo (según un estudio de Cadena SER Madrid) . Este pequeño dato demuestra la eficacia del proceso de mediación dentro de la familia.
El cariño de nuestros familiares no tiene parangón con los afectos propios de otras relaciones humanas. La familia es un tesoro que todos los sectores de la sociedad deben proteger y en este sentido, la obligación desde el mundo de la jurisdicción es facilitar las resoluciones de los conflictos familiares y descongestionar de procesos judiciales problemas que se pueden resolver en el entorno familiar.
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